“Hay un conjunto de ideas que han dominado la conversación pública, no solo en Argentina sino en el resto de la región, asociada básicamente a la idea de que el estado es responsable de la felicidad de la población y de hacerse cargo de los múltiples aspectos de la vida pública, algunos que obviamente le corresponden, pero inclusive en excesos, sobre todo en aquellos donde hay más discusión sobre si le correspondería o no”, señala Fabio Quetglas.

Y agrega: “La idea de que la institucionalidad burocrática no es atractiva y que la trasgresión es mas atractiva que la institucionalidad burocrática, que lo que viene de afuera es una amenaza. La idea de que una parte de la sociedad pueda representar la esencia de la Nación. Este conjunto de ideas que atraviesa inclusive muchas clases sociales y muchas fuerzas políticas, que condiciona entre otras cosas el diseño de políticas públicas. Y eso, que no ocurrió exclusivamente en la Argentina ni ha ocurrido solo en los últimos veinte años, se ha constituido en los elementos centrales sobre los cuales hemos conversado los argentinos en los últimos años”.

“Soy de los que creen que hay que superar esa conversación porque es una conversación desgastante. Por supuesto hay muchos aspectos para hacer un análisis más minucioso, pero es una conversación que nos ha traído a un lugar incómodo como sociedad, que ha mostrado su agotamiento en muchos aspectos y creo que la mejor manera de superarlo es construir una visión alternativa”, sostiene el autor de “Deconstruir el Populismo, claves para recuperar el futuro argentino” que será presentado este jueves, a las 20,30 horas, en la Casa de la Cultura de Goya.

“LA RETÓRICA POPULISTA”

En diálogo con el programa “Haciendo camino” de Radio Power, el intelectual y actual diputado nacional (UCR-pcia. Bs. As.) remarca que “la retórica populista” hace mucho hincapié en la idea de felicidad. “Creo que hay que volver a recuperar de responsabilidad personal sobre la felicidad de cada uno y el estado debe ocuparse de la construcción de bienes públicos. Y separar bien esas dos cosas porque la paradoja argentina es que tenemos un estado que dice que se va a ocupar de nuestra felicidad, pero no nos da agua potable”, contrasta Quetglas.

Entiende que hay un rol que esta vinculado a la creación de bienes públicos, que funcione el sistema educativo. “Lo dice alguien que cree en el estado y que cree en los bienes públicos y que cree que un gran paso adelante en la sociedad es asumir que el sistema político no nos puede proveer la felicidad. La felicidad es responsabilidad de cada uno de nosotros. Tiene que ver con proyectos existenciales con como nos fue en la vida en relación a cosas que son totalmente ajenas al estado”, argumenta.

El legislador y político considera que “recuperar esa idea de que las historias de cada uno dependen de una combinación de factores contextuales, la sociedad donde vivo, si es pacífica, si tiene o no estabilidad económica, y una cantidad de cosas que son personales, decisiones de vida, responsabilidad, compromiso con nuestros propio proyecto, etc., es clave porque sino se produce el elemento central del populismo, no solo en Argentina sino en muchos países del mundo, que es la infantilización de la sociedad. Esta idea de que el estado se hace cargo de mi felicidad y esta es una idea terriblemente peligrosa que creo nos ha hecho daño y su alternativa no es que el estado no haga nada, sino volver a poner las cosas en su lugar en términos de un estado que se ocupa de la creación de bienes públicos y personas que recuperan el sentido de la responsabilidad individual”.

CLAVES PARA EL FUTURO DE ARGENTINA

Y cuáles serían las claves recuperar el futuro argentino?, se le preguntó a Fabio Quetglas. “Tiene que ver con una reivindicación de la condición empresarial, no solo en términos económicos sino de capacidad de emprender, de sostener proyectos; romper una lógica populista de la cancelación económica, esta idea de cosas que se pueden hacer en los países vecinos y en Argentina no se pueden hacer porque hay un sector que se moviliza y cancela la posibilidad de gestión económica, ya sea de la minería metalífera, de los salmónidos, de proyectos forestales, etc. No se conoce ningún país del mundo que renuncie a aprovechar sus recursos naturales de manera inteligente para apalancar su desarrollo y esto tiene que ser puesto en discusión porque la Argentina no puede darse ese lujo”, planteó el legislador ucerreista.

Se le hizo notar entonces que estaban en marcha proyectos de aprovechamientos de los recursos naturales no solo como los de “Vaca Muerta”, de extracción de gas y petróleo sino también sobre producción el litio en varias provincias argentinas, la exploración petrolera en el mar argentino.

“Si, en minería pasan un montón de cosas buenas. Yo he defendido el fracking (fracturación hidráulica). Argentina tiene la suerte de hacer fracking en lugares donde no hay población viviendo y por lo tanto no hay conflicto en ese sentido. Y el litio tampoco es controversial. Soy diputado nacional por la provincia de Buenos Aires y lamentablemente hay una cautelar y Equinor, (la petrolera estatal noruega) que es la mejor empresa mundial de exploración petrolera en el mar, renuncio a seguir adelante”, indicó y añadió “lo que digo es conceptual. No tiene que ver con que una cosa se hace o no se hace. Yo quiero que se haga bien. A mí no me interesa poner en riesgo la seguridad o la salud de las personas”, dejó en claro.

“SER UN PAÍS MÁS PRODUCTIVO”

Fabio Quetglas expresó luego “Argentina tiene que entender que si quiere tener una calidad de vida mas alta tiene que ser un país más productivo, y para eso no solo tiene que invertir más que es lo que dice generalmente el pensamiento mas ortodoxo en términos económicos sino tener mayor calificación las personas, mejor calidad de organización en el sector público, mayores bienes públicos, etc. Un conjunto de factores que da la productividad agregada”.

En ese sentido dijo que Argentina “es un país que cayó mucho en su tasa de productividad agregada que es lo que explica que uno de cada tres trabajadores formales tenga ingresos por debajo de la línea de la pobreza. Eso porque nuestra productividad se hundió. El verdadero precio que Argentina pagó desde la perspectiva populista es que somos un país que ganó algunas cosas en términos de cobertura, pero hundió su productividad y eso tiene un costo muy alto”.

Y para recuperar la tasa de productividad “no hay magia hay que generar condiciones. Argentina es un verdadero infierno fiscal y sostener nuestro desordenado estado nos cuesta 42 puntos del producto (PBI) eso significa que asediamos a las familias y a las empresas con impuestos. A su vez eso hace que caiga la tasa de inversión porque hay que pagar tantos impuestos que no queda resto para invertir y sin una tasa de inversión sostenida es muy difícil tener una sociedad cohesionada porque no se generan empleos y tenes que organizar la sociedad en términos de la ayuda social”.

“AGOTAMIENTO DEL MODELO POPULISTA”

Consideró que este debate se podría haber dado años antes, pero “ahora las cosas quedan más claras no porque nosotros seamos inteligentes, sino porque se empieza a ver el agotamiento del modelo populista en los hechos y es una lástima porque el sistema político debería trabajar en evitar las crisis y no lo hicimos. En su momento el ministro (de Economía, Martin) Guzmán tenía una hoja de ruta para darle sostenibilidad al gasto público y el propio gobierno se lo impidió”.

“Recién cuando parecía que se desataba una crisis financiera muy grande permitieron hacer un ajuste sobre el gasto público que no sabemos si llegamos a tiempo o no. Pero lo cierto es que quedó claro que no es infinito con ningún gobierno sea peronista o no peronista, sostener un déficit al infinito. Siempre, en algún momento, eso se paga con inflación, con más impuestos o más deuda. Y esto les pasó a todos los gobiernos, por eso precisamos una retórica post populista, no para destruir nuestro modelo de convivencia, sino para entender que tenemos que mejorar y mucho para tener un modelo de convivencia según las expectativas que el pueblo argentino tiene”, reflexionó Quetglas.

Ya en el tramo final de la entrevista reconoció que “es lógico tenerle miedo al cambio. Pero se precisa una visión valiente, inteligente, informada, honesta que diga que Argentina precisa transformarse porque tiene un potencial, porque podemos vivir mejor si hacemos los cambios institucionales y estamos obligados a hacer los cambios para vivir mejor, porque para eso estamos, no para hacer “jueguito”. Esa visión es la que pretende expresar mi libro. La intención es abrir un diálogo, plantear ideas que sean controversiales que nos ayuden a mover el “marulo” pero que sepamos que en la política habemos algunos dirigentes que hacemos política no solo por intereses sino también por ideas”, cerró el intelectual y político bonaerense que este jueves 29 presenta su libro en Goya.