Ante una Catedral de Goya colmada de feligreses, el obispo emérito monseñor Ricardo Oscar Faifer, presidió la misa de Navidad e instó a los fieles a recuperar la mirada sencilla y la gratitud del corazón frente al pesebre.

La comunidad de Goya se congregó en la Iglesia Catedral "Nuestra Señora del Rosario" para celebrar el Nacimiento del Hijo de Dios. La celebración litúrgica, cargada de emotividad, estuvo presidida por el obispo emérito, monseñor Ricardo Oscar Faifer, quien al concluir la misa invitó a los presentes a un gesto de cercanía y fe: la adoración de la imagen del Niño Jesús en el pesebre.
Durante su homilía, el prelado propuso un momento de serenidad y oración para profundizar en el misterio de la Navidad. Recordó la sencillez del nacimiento en Belén, destacando las figuras de María y José, y subrayó que la Navidad es, ante todo, una invitación a la humildad.
"Nos hace mucho bien la Navidad, porque siempre nos convoca a hacernos niños, porque solo los niños descubren la grandeza de Dios", destacó monseñor Ricardo Oscar Faifer durante su reflexión.
"Nos hace mucho bien la Navidad, porque siempre nos convoca a hacernos niños, porque solo los niños descubren la grandeza de Dios".
El obispo emérito explicó que, frente a la ternura de un Dios que se hace pequeño e indefenso, el ser humano se encuentra ante una decisión fundamental.
Citando el texto bíblico sobre el rechazo que sufrió la Palabra al venir al mundo, señaló que la Navidad es una "oferta y una propuesta" para que cada persona haga una opción genuina por el Señor desde el fondo del corazón.
"Iluminados por la fe, debemos mirar el sentido profundo que tiene la Navidad, que es este inmenso amor de Dios, incondicional por mí y por cada uno de ustedes", expresó.
Para finalizar, el prelado parafraseó al Papa León XIV y definió a Jesucristo como el "canto del amor de Dios por los hombres". Hizo un llamado a no evadir la realidad ni las dificultades de la vida, sino a enfrentarlas con "la certeza de que cada ser humano es valioso a los ojos del Creador".
"Dios nos ama de verdad, el canto del amor de Dios por los hombres manifestado en la carne de éste niñito recién nacido" subrayó.
"Dios ha venido para quedarse con nosotros", concluyó, animando a la feligresía a renovar el encuentro personal con Jesús para descubrir su presencia en la vida cotidiana y en los que nos rodean.
Renovemos nuestro encuentro con el Señor y alegrémonos de su amor y de su presencia a pesar de las dificultades que nos presenta la vida. No hay que evadirse de la realidad, pero, debemos saber que en el fondo de la existencia hay algo muy importante, es que somos muy valiosos a los ojos de Dios, saber que El nos ama y que Dios ha venido para quedarse con nosotros. -
"Somos valiosos a los ojos de Dios y Él vino para quedarse"
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