La proximidad de la Gran Fiesta Goyana, pondrá en evidencia una situación absolutamente incompatible con una ciudad de la importancia de la nuestra, que hoy se relaciona de manera sustantiva con su perfil turístico.
La ubicación del más tradicional y característico paseo local lo coloca en un lugar imposible de ocultar pues está en la mejor margen del Riacho Goya y enfrente a la Isla “Las Damas” que también se observa con extraordinaria amplitud desde ese privilegiado (hoy abandonado y destruido) sitio de nuestra localidad.-
Que además se halla a solamente cuatro cuadras del punto más céntrico de la ciudad tomando desde extremos de la Plaza Italia; la cual constituye el parque arbolado que complementa a la rambla misma.-
Este espacio público también está afectado por la obra inconclusa de la Costanera misma; pues el ingreso a ese predio recreativo se halla impedido por un alambrado puesto por la empresa contratista de la reparación.
La aludida recuperación o restauración, bueno es destacarlo; hoy día está parada o impedida por tiempo indeterminado; con la actividad absolutamente levantada por la contratista y retiro de todo el personal o que allí laboraba.-
Aparentemente, por atrasos y falta de continuidad de los pagos; el seguimiento de las tareas ha quedado abandonado.-
Para más; el cercado que separa a la zona sustraída al ingreso y uso de nuestra gente; es absolutamente antiestético, tapado en parte por un cortinado de lona o material similar ya descolorido y ajado por el sol, el agua y el tiempo cronológico.-
Desde el colapso del malecón, ha pasado así bastante, más de un año para esta restauración que desde el principio se consideraba prioritaria; y que hoy se ha cortado abruptamente.-
No es de negar la importancia del refuerzo realizado de toda la longitud del paredón con una importante barrera de piedras.-
Pero la dejadez actual y algunas fallas en cuanto la limitación del proyecto afectando otras partes sensibles de nuestra costa (desbarranque en el parque de la Hostería que continúa la ribera hacia el S.O., entre otros); son lamentables.-
Triste espectáculo adicional significa la absoluta y tenebrosa oscuridad nocturna; puesto que el alambrado público en todo el sector permanece apagado durante la noche integra; “boca de lobo” total.-
Sin duda, el problema merece que las autoridades municipales y las fuerzas vivas se impongan la voluntad de atenuar esa realidad. Recuperando, en la medida de lo posible, el uso y algo del panorama que se halla tapados y prácticamente sin iluminación. Sin descuidar la seguridad, buscar la manera de evitar tan perjudicial amputación a la concurrencia y a la vista más emblemática de nuestro medio. Se puede y debe hacer en lo más inmediato posible y en todo caso; luego seguir procurando, por los medios que correspondan; la terminación y perfeccionamiento que se espera de la restauración del paseo y sus muros en su integridad; junto a otras obras complementarias que al parecer no fueron proyectadas al inicio de los trabajos pero que se ven también indispensables.-
Por más que se busquen otros lugares para sustituir ese punto tan significativo y esencial; el que es motivo de este artículo resulta insustituible. Tanto es así que, por ejemplo, sí tomamos el segmento ribereño que le es propio (incluyendo hasta el muelle del Puerto Interior dentro de los muros de la Delegación de Prefectura Naval) vemos que va de la altura del 800 hasta la; del 1.100; lo que significa que cada vértice de ese segmento está con una especie de sentido simétrico que coloca esas alturas de cruces y cuadras a 800 metros al sur de Avda. Madariaga e igualmente a 800 mts. al Norte de Avda. Sarmiento, respectivamente. Ambas avenidas, es preciso destacar; bien coinciden con los límites septentrional y meridional del núcleo de origen de nuestro medio urbano y además explican su trascendencia histórica y actual.-
No puede, pues, postergarse una firme decisión de encarar el tema; dándole toda la prioridad que le cabe, aún en detrimento de otros emprendimientos de menor trascendencia para vecinos y turistas o visitantes ocasionales.-
Perjudicando además la subsistencia misma de los establecimientos gastronómicos y de toda índole allí establecidos de manera imposible de reparar.-