34° FNCH: Las Hermanas Vera con Sandra Mihanovich a pura emoción
Del primero al último tema, las hermanas fueron una tromba de emociones. La nota la dio la rockera que le puso entusiasmo y disfrute a su experiencia chamamecera, quien agradeció a "Rafa" y a Boni. Irundy y Amboé provocaron un tsunami con sobredosis de chamamé.
Una figura histórica del rock nacional mostró su disfrute con la música del Taragüí. Sandra Mihanovich ocupó la centralidad de la Fiesta Nacional de Chamamé como invitada de las Hermanas Vera, un dúo que en Corrientes no necesita mayores presentaciones.
La prueba de ese disfrute la dio ella misma cuando agradeció a "Rafa" y a Boni por haberla invitado "a vivir esta maravillosa experiencia", casi al finalizar la actuación.
Sandra Mihanovich viene del palo rockero en los tiempos en los cuales no era fácil serlo y con trabajo y talento se ganó el prestigio del que goza, pero en el Anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola cantó y bailó al ritmo del chamamé.
Las correntinas comenzaron con los temas que grabaron desde sus inicios como "Aquella Carta" y "Déjame vivir en paz" que popularizaron Los Hermanos Cardozo, para luego invitar a la creadora de Puerto Pollenza para una sucesión de chamamé bien de adentro.
Las tres dieron muestra de su talento con "Prisionero", "Cacique Catan", "Mi Ponchillo Colorado", "Camino del Arenal", y fue muy emotiva la interpretación de "Cachito Campeón" de León Gieco.
Tras esas interpretaciones volvieron a lo tradicional con "Tacuaral solitario" de Félix y Héctor Chávez, el "Boyero de Cocomarola y Vera", para sumar un homenaje a Ramón Ayala con ese "Retrato de un pescador".
También se dieron tiempo para desangrarse tristemente en una dulce canción con "Retorno" de Salvador Miqueri para iniciar el tiempo de la despedida con "Kilómetro 11" y luego de la ovación seguida de muchos sapukái respondieron al pedido de otro tema con "Puerto Tirol", canciones que no necesitan mención de sus creadores.
Así se despidieron tres mujeres talentosas que hace varias décadas dedican su vida al canto y a la música en géneros diferentes, pero enchamigadas bajo el cielo nublado de la ya madrugada del sábado en lo que fue la séptima noche de la fiesta grande, que debió ser la octava.
Irundy y Amboé provocaron un tsunami con sobredosis de chamamé
Oleada de sapukái
Ni bien el glosista anunció en palabras que el engreído toro pampa y el acordeonista pulsó las primeras notas de la creación de "Cambá Castillo", el anfiteatro fue una enorme oleada de ese grito ancestral que sale de las tripas de las miles de gargantas que celebran la música correntina. Así bien arriba comenzaron los Irundy para sacudir a la concurrencia que en todos los rincones se aprestaba a disfrutar de la bailanta, esa que viene de tiempos inmemoriales en la forma de celebrar de los correntinos.
No hubo pausa, así recitaron "La Aporreada" del creador formoseño Beto Aranda, para continuar con esa nostalgia de la infancia de todo niño hombre con "Niña del Ñangapirí", y de nuevo al baile de taco y suela con "Picoteando lo ajeno", ese tema que prende los temores por la presencia del "pata de lana". Continuaron con "Escobillando", "La pena del acordeonista" y de nuevo el tropel de gritos con "Granja San Antonio", o el "Conseguidor" y "acordeona Tuya Porá" para despedirse a todo galope con "Entre amigos y chamamé".
Una vez arriba del escenario los goyanos de Amboé hicieron una sucesión de enganchados con "Blanca esperanza", "La Fiesta del Chamamé", "Josefina, y el infaltable", "El toro", para luego seguir con "Te di una Rosa", "Laguna Totora" y la visión costumbrista de "La guampada". A esas interpretaciones se suma el diálogo que los cantores mantienen con el público con "Rosa de amor" o la nostálgica Ajha potama, para apostar al ritmo de "Granja San Antonio", "Corrientes, Acordeona tuya porá", "Entre Amigos", "Puerto Tirol", "Paloma Blanca", "Estancia San Blas", para retirarse con su ya clásico "Sobredosis de Chamamé".