“Andate Gago la p… que te parió”, se escuchó en el Cilindro de Avellaneda a los 37 minutos del segundo tiempo, cuando Hernán Mastrángelo indicó penal para Independiente por instancia del VAR. Cuando Brian Martínez convirtió desde los doce pasos y marcó el 2 a 0 visitante, decenas de hinchas se ubicaron detrás del banco de suplentes local para insultar al técnico. Algo similar ocurría en la platea, contra los dirigentes.

Ante este panorama, el DT renunció en el vestuario. Anoche suspendió la conferencia de prensa. Tiene contrato hasta fin de año y la propuesta de renovación de los dirigentes, pero todo puede cambiar. Pero... les comunico a los jugadores que se va y que a no ser que lo convenzan en las próximas horas este fue su último partido en Racing.

La tensión fue en aumento desde ese instante hasta que se infló la manga que lleva al vestuario local. Los hinchas que querían saltar el acrílico para hacerle saber a Gago su descontento eran cada vez más. Las camperas fluorescentes de seguridad también. La situación se disipó con el pitazo final, aunque algunos hinchas incluso se quedaron instalados en el playón donde el micro esperaba el plantel, hasta largos minutos después de terminado el partido para seguir gritando por la salida del DT. Incluso hubo algunas vallas caídas y corridas. La relación parecía no tener retorno. Se vivió una noche de furia como hacía tiempo no se veía en Racing. Y eso influyó en la decisión del DT, en la charla que tuvo con los jugadores.

Los números marcan que Fernando Gago se sentó 51 veces en el banco de suplentes local del Cilindro de Avellaneda. Con 29 triunfos, 11 empates y once derrotas. Casi un 65% de efectividad, un buen número. Sin embargo, la sensación térmica de la mitad celeste y blanca de Avellaneda registra otra cosa. Ante Newell’s, en el último triunfo agónico en este estadio, ya se sintió que la relación entre los hinchas y el DT andaba muy cerca de romperse. Aquella noche, se escucharon algunos silbidos cuando se anunció el nombre del entrenador antes del inicio del partido. Y fue uno de los principales apuntados durante los minutos de enojo que generó el inesperado gol leproso.

Ahora, tras la derrota en el clásico la paciencia se acerca a cero. Cuando Gago se metió en el túnel para regresar al vestuario al terminar el primer tiempo, el murmullo y los insultos se hicieron sentir otra vez contra el DT. Si los hinchas parecían no haber no haber conectado con Gago durante los mejores momentos del ciclo, el técnico tampoco había sido el apuntado por la gente en las eliminaciones o en el título perdido ante River, por el penal de Jonathan Galván.

En el arranque de este segundo semestre en el que la Academia ya tachó tres de sus objetivos -la Copa Libertadores, la Copa Argentina, el clásico ante Independiente- sí se hizo sentir en el estadio la distancia con Gago, que hasta el momento acumulaba dos triunfos y un empate ante el rival de toda la vida. Como un castillo de naipes, en un mes Racing se quedó sin nada. Desde aquel 30 de agosto en el que la semifinal de la Copa Libertadores parecía a un gol de distancia, ahora mira hacia adelante y en el horizonte parece difícil encontrar algo promisorio en este 2023 en el que le quedan siete fechas de la Copa de la Liga.

La personalidad chúcara de Gago, sus respuestas a veces irascibles en la conferencia de prensa, fueron alejando a los hinchas, que cada vez tienen menos paciencia. La caída sin atenuantes como local ante un Independiente que llegó hasta el Cilindro para sumar puntos y así evitar el descenso resultó -no bien finalizó el encuentro- un golpe casi de knockout para el ciclo.

Ni las formas ni el resultado acompañaron a Racing. Otra vez, Gago sorprendió con su planteo. Apostó por la línea de cinco en el fondo, con la novedad de que en ataque no incluyó tres delanteros, sino que jugaron los colombianos Roger Martínez y Juan Fernando Quintero en soledad. A los tres minutos, cuando Alexis Canelo empujó la pelota para el 1 a 0, ya era sabido que a la Academia le iban a sobrar hombres en la última línea y le iban a faltar opciones de pase de mitad de cancha para adelante.

El técnico, sin modificar nombres, ubicó a Gabriel Rojas como extremo izquierdo y soltó a Gonzalo Piovi, con el dibujo más natural 4-3-3. Sin embargo, sólo se pudo acercar al área de Rodrigo Rey con un tiro de esquina, que Aníbal Moreno estrelló en el travesaño.

Para la segunda mitad, cambió apellidos y esquema. Con el 0-1, tomó la decisión de sacar a Juan Fernando Quintero, que por la falta de socios y de espacio no había tenido una buena primera mitad. Con el ingreso de Maximiliano Romero y de Agustín Almendra, la Academia se paró con un 4-4-2. El trámite fue el mismo. El partido fue el mismo desde el inicio: Independiente replegó líneas cerca de su arco, no dio espacios para jugar a Racing y siempre estuvo atento para sacar contraataques peligrosos. Otra vez, la única aproximación fue por un tiro de esquina: esta vez conectó Leonardo Sigali y tapó Rey.

Carlos Tevez le ganó de punta a punta la batalla táctica a su excompañero. Los futbolistas visitantes parecieron tocar exacta la partitura que había dibujado su técnico en la previa. Además, con el empuje anímico de la ventaja inicial, pareció más concentrado y metido en el juego, en las divididas, en el manejo del partido. La Academia además mostró muy bajos niveles individuales, como los de Nazareno Colombo o Gastón Martirena.

La última imagen de Fernando Gago en la noche fue la de la salida cabizbajo, esquivando insultos y lo que llovía desde las tribunas, rumbo al vestuario. Por primera vez desde que es entrenador de Racing, suspendió la conferencia de prensa. Al final se fue y, en la decisión, no tuvo en cuenta sólo los insultos de los hinchas.

Un clima muy caliente tras la derrota

La desgastada relación con el público llegó a un punto de inflexión luego de una durísima derrota en el clásico ante el máximo rival que se suma a un último mes donde quedó afuera tanto de la Copa Libertadores (contra Boca, por penales) como de la Copa Argentina, goleada incluida por parte de Huracán.

Los hinchas de Racing perdieron completamente el control, y no sólo insultaron a Fernando Gago que terminó renunciando a su cargo después de hablar con los dirigentes y de escuchar el pedido de los jugadores para que se quede, sino que fueron hasta la zona en la que estaba estacionado el ómnibus del plantel y comenzaron a tirar las vallas para intentar golpear el vehículo, ya que también estaba molestos con varios de los futbolistas.