Cómo fue la salida de Edmundo González de Venezuela, amenazado por la dictadura de Nicolás Maduro
El candidato opositor venezolano había permanecido bajo resguardo en la embajada de los Países Bajos desde el día posterior a los comicios, denunciados por fraudulentos por la oposición y varias naciones de la comunidad internacional
BARCELONA (Para LA NACION).– Edmundo González Urrutia ya está refugiado en España, después de que el domingo por la tarde aterrizara a las afueras de Madrid el avión de las Fuerzas Armadas Españolas que lo trajo desde Venezuela. Con el paso de las horas, han ido saliendo a la luz pública los detalles de la huida del candidato opositor a las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio en Venezuela, una noticia que ha copado los noticieros españoles.
Según informa la prensa local, este desenlace se fraguó el sábado pasado tras una reunión entre González Urrutia y diplomáticos españoles en la que el expresidente José Luís Rodríguez Zapatero desempeñó un papel fundamental.
La decisión del candidato opositor de abandonar Venezuela al temer por su vida y la de su familia llegó después de su procesamiento por parte de la Fiscalía por cinco delitos relacionados con su rol electoral.
De hecho, en tres ocasiones fue citado a declarar por la justicia venezolana, pero no compareció. González Urrutia, que ya preveía la deriva represora del régimen de Nicolás Maduro, se ocultó en la embajada de los Países Bajos el día posterior a los comicios, en los que la oposición venezolana, liderada por Corina Machado, reclama la victoria tras denunciar el fraude del régimen chavista.
Allí permaneció hasta el jueves pasado cuando se trasladó a la residencia del embajador español en Caracas. Ahora bien, el diario El País revela que la operación diplomática que desembocó en su salida se empezó a gestar dos semanas antes.
De acuerdo con las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, la decisión de pedir asilo en España recayó única y exclusivamente en González Urrutia, y negó que fuera fruto de ningún pacto con el régimen de Maduro. “González ha solicitado el derecho de asilo y España por supuesto se lo va a conceder. He podido hablar con él, me ha trasladado su agradecimiento y yo le he trasladado la alegría de que se encuentre bien”, declaró Albares.
España y la Unión Europea no han reconocido el resultado oficial de las elecciones en Venezuela, que dan por vencedor a Maduro.
Sin embargo, la versión que da el régimen de Maduro de la salida del candidato opositor es sensiblemente diferente. La vicepresidenta Delcy Rodríguez, que anunció la marcha de González Urrutia, sugirió en las redes sociales la existencia de un pacto para facilitar su marcha. Venezuela le habría concedido al disidente “los debidos salvoconductos” en aras “de la tranquilidad y la paz política del país”. Teniendo en cuenta que González Urrutia no salió de forma clandestina a través de alguna frontera terrestre, la existencia de algún tipo de acuerdo entre Caracas y Madrid resulta muy probable. Y es que el escenario del encarcelamiento de este diplomático retirado de 75 años no era del interés de ninguna de las partes. En cambio, parece poco probable que este sea el camino que elija Machado, la verdadera líder de la oposición, que se halla en paradero desconocido.
González Urrutia llegó a primera hora de la tarde a la Base Aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, tras haber hecho previamente una escala en República Dominicana y las Islas Azores. El político venezolano viajó acompañado por su esposa y por el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Globales, Diego Martínez Belío. En la capital de España, lo esperaba la secretaría de Estado para Iberoamérica y el Español en el Mundo, Susana Sumelzo. Los disidentes venezolanos gozan en España de un procedimiento de asilo acelerado, por lo que se espera que González Urrutia pronto verá reconocido su estatuto de refugiado político. A él se han acogido ya unos 100.000 venezolanos, entre ellos el conocido disidente Leopoldo López.
De momento, se ignora cuándo González Urrutia será recibido por el presidente español, Pedro Sánchez, que este mismo domingo llegó a China en una visita que tiene como objetivo conmemorar el 50 aniversario del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Conocedor de lo que se cocía en Caracas, el líder socialista lo calificó de “héroe” en una reunión del Comité Federal del PSOE que se celebró el sábado. Ahora bien, ni tan siquiera el gesto humanitario de Madrid ha servido de tregua en las tensas relaciones entre el Gobierno y el Partido Popular (PP), enfrentados también por la crisis venezolana.
“Sánchez y los oficios corruptos de ZP [el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero] deberían ser parcos en autoalabanzas: sacar a Edmundo [González Urrutia] sin reconocerlo presidente legítimo no es hacerle un favor a la democracia, sino quitarle un problema a la dictadura. Lo mismo haría Cuba si se le pide”, ha escrito en la red social X el vicesecretario institucional del Partido Popular, Esteban González Pons. La reacción de la diputada popular hispano-argentina Cayetana Álvarez de Toledo no ha sido más conciliadora: “El gobierno se cuelga medallas por traer a España al hombre equivocado. No es al presidente electo de Venezuela al que debieron poner un puente de plata, sino al usurpador criminal”.
La concesión del asilo a González Urrutia se produce tan solo dos días antes de que el Congreso de los Diputados debata una proposición del PP que propugna que el Gobierno reconozca al líder venezolano como presidente electo de Venezuela, tal como ya ha hecho Estados Unidos, y repruebe al expresidente Rodríguez Zapatero por su rol como mediador con el régimen de Maduro en la liberación de numerosos presos políticos y en la crisis política actual.
La vida de González Urrutia cambió de forma radical el pasado mes de abril, después de que Corina Machado lo adoptara como el candidato único de la oposición después de la invalidación por parte del régimen de varias candidaturas, incluida la suya. Así pues, el exdiplomático, desconocido para la mayoría de venezolanos, dejó atrás su apacible vida de jubilado amante de la lectura y escritor amateur, que difrutaba de la compañía de sus nietos, para entrar en una auténtica vorágine electoral. Ahora, González Urrutia se enfrenta a la dura experiencia del exilio, una fase de duración indeterminada y a la expectativa de no volver a pisar las calles de Caracas.