Doce de los catorce rubros del gasto en transferencias hacia Obras Públicas tienen 0% de ejecución. Ahí se incluye Fortalecimiento de la Infraestructura para el Transporte y la Movilidad Sostenible, Desarrollo Sustentable de la Cuenca Matanza - Riachuelo, Fortalecimiento de la Infraestructura Social, del Cuidado y Sanitaria, Desarrollo de la Infraestructura del Conocimiento, Desarrollo de la Infraestructura Ambiental y Apoyo para el Desarrollo de la Infraestructura Hidráulica, entre otros. Vialidad Nacional tampoco tuvo fondos ejecutados.
En ese plano, solo tres de los trece programas del Ministerio de Salud recibieron transferencias presupuestarias en el primer mes y medio del 2024. Quedaron afuera de cualquier tipo de financiamiento Planificación, Control, Regulación, Estudios, Investigaciones y Fiscalización de la Politica de Salud, Prevención y Control de Enfermedades Crónicas no Transmisibles. Ninguno de los cinco programas de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología tuvo transferencias presupuestarias. Tampoco Ambiente, Seguridad o Energía Atómica.
El camino fiscal del Gobierno tuvo el último viernes los primeros datos oficiales del año. El sector público nacional registró un superávit financiero de $518.408 millones. En detalle, acumuló un superávit primario de 2 billones de pesos y el pago de intereses de la deuda pública -neto de pagos intra-sector público- alcanzó los $1.492.338 millones. Ese resultado fiscal favorable fue alcanzado por la suba de los ingresos tributarios por retenciones e impuesto PAIS y a que el gasto primario creció 140 puntos porcentuales menos que la inflación, con especial claridad en jubilaciones (119% de avance nominal contra 254% de inflación anual).
En diciembre la Secretaría de Hacienda había estimado que el déficit primario final de 2023 había sido de 2,9% del PBI y que el financiero, aquel que incluye el pago de intereses de deuda, sumó 6,1% del PBI en total.
Recálculos posteriores oficiales aseguran que esa cifra habría quedado más cercana al 5,9% del Producto, aunque el mercado y el Fondo Monetario Internacional estiman que el ajuste fiscal total requerido para este año rondará los 5 puntos del PBI.
Deuda flotante
El FMI, a propósito, actualizó en su último informe de staff cuál es el techo de deuda flotante (pagos atrasados) que le permitirá registrar al Gobierno nacional a lo largo de 2024. A diferencia de otras metas, es estable durante todo el año, sin cambios en cada trimestre como puede pasar con la acumulación de reservas en el Banco Central.
En números: la cifra final de deuda flotante de 2023 había sido de $1,5 billones y si bien se acercó a la meta de fin de año planteada en el programa con el Fondo Monetario, ese objetivo fue formalmente incumplido. En su esquema de objetivos que rigió hasta la séptima revisión, el tope de pagos atrasados permitidos para el sector público era de $1,36 billones.
Para 2024 el techo de deuda flotante será mucho más elevado: $5,2 billones, lo que implicaría una actualización de 282% nominal, algo más elevado que la inflación promedio (250%) y muy por encima de la suba de precios de punta a punta (150%) que proyecta el Fondo Monetario para todo el año.
El recurso del manejo de la deuda flotante es considerado como una manera de “financiamiento indirecto”. Esto sucede porque el ritmo de pagos que realiza efectivamente el Estado le da margen para que su balance de “base caja”, el método contable que toma en consideración el FMI, le dé con números suficientes.
Dicho de otra forma: el Estado puede emitir órdenes de pago (que en suma muestran el resultado devengado) que no necesariamente son pagadas de inmediato, sino que suelen tener demoras de incluso varios meses.
Con información de Infobae.com (El Litoral)